Dime, Mnemosine, pues nada
ignoras del inmutable otrora,
¿cuánto tiempo hace
que no taño mi lira?
Tres veces ha girado la Tierra
alrededor del Sol desde entonces.
¿Y qué ha sido de aquel
rapsoda insomne
que deambulaba por doquier
y cantaba su pecho abierto
a las almas marginales?
En su última canción,
rompió su voz
al sostener
una nota demasiado alta.
Y tus hijas, que otrora
le susurraban al oído
tan dulces palabras,
¿por qué no le besaron
la garganta rota?
No es de las Musas celebrar
la desmesura del poeta.
Antes bien,
le imponen silencio.
Y ahora que he estado mudo
durante tanto tiempo,
¿qué haré para cantar
mis cantos profanos?
Cierra los ojos,
abre los labios
y deja hacer
a tu alma vieja.