Allende tus ojos
una plaza desierta;
un niño inmóvil, de espaldas;
un portal a la espera.
Allende tus manos
un hombre yace en la nieve,
desnudo y anónimo,
parpadeando a veces.
Allende tus labios
un pueblo en ruinas,
un columpio vacío
no muere aún.
Y más acá,
enroscado como un feto,
vomito pompas de jabón.
Soy el miedo del mundo.
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