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Archive for May 2009

            Hace un mes que llegué a Mérida. El balance de los logros no ha sido tan favorable como había esperado, pero tampoco es desalentador. Fundaidiomas, la organización que ofrece clases extracurriculares de segundas lenguas en las instalaciones de la Universidad de Los Andes, me ha ofrecido trabajo y me ha solicitado mi disponibilidad de horario para asignarme algunas clases de inglés en días de semana. Sin embargo, dado que estoy a la espera de un puesto fijo en el diario Pico Bolívar, he limitado mi disponibilidad, lo cual ha acarreado que se prescinda de mis servicios, al menos por este trimestre, por la inconveniencia del horario. Aunque no se descarta la posibilidad de que trabaje para ellos en el próximo trimestre que se iniciará en septiembre, pues quedaron satisfechos con mis credenciales y los resultados de la prueba, no ha sido para mí una decisión fácil de tomar dado que he rechazado un empleo sin la certeza de que obtendré el otro. Según lo convenido con la encargada de nómina del Pico Bolívar, hoy en la tarde me he presentado en el departamento de corrección y transcripción del diario para una orientación sobre los procedimientos de trabajo del periódico. Me ha recibido una correctora a quien haré la suplencia durante sus vacaciones, las cuales tendrán lugar el próximo fin de semana y el siguiente. No he trabajado la jornada completa, pues se trataba tan sólo de un mínimo entrenamiento, pero la experiencia ha sido valiosa para conocer ciertos pormenores del trabajo diario e, inclusive, algunos de los vicios que echan raíces en todo lugar de trabajo. He trabajado codo a codo con otro corrector, Oliver Torres, un barbudo un tanto hippie que representa al estado en torneos de ajedrez y en cuyo escritorio guarda con celo libros de poesía de Blake y Poe. En el cubículo del transcriptor estaba Romel García, el encargado de la página de opinión que ha publicado todos los artículos que he escrito y a quien conocí en otra ocasión. Hoy he podido advertir los graves problemas de que adolece el diario y que he comentado con los compañeros del departamento de corrección y transcripción a sotto voce: los bodrios casi ininteligibles y plagados de errores que nos traen los periodistas, las mañas de los diagramadores, cargos fantasmas desempeñados por empleados incompetentes y toda la ineficiencia y mediocridad que caracteriza a este periodiquito provinciano. No me preocupa demasiado. Necesito ganarme la vida y cumpliré con mi responsabilidad. Mañana se venderá el periódico con las secciones Comunidad, Opinión, El Vigía y algunas otras corregidas por mí. Entonces volveré al diario para ocuparme de las transcripciones del día y cubrirle el día libre a García. La Dra. María Elena García, presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología de Mérida, ex colega y amiga de mi suegra, solicitó mi currículum hace algún tiempo para considerar la posibilidad de valerse de mis servicios de redacción para algunos proyectos de la institución. El martes 21 de abril me telefonearon del departamento de promoción y divulgación de Fundacite solicitándome que me presentara para hacerme un requerimiento. El motivo de la entrevista era solicitarme una propuesta conceptual y presupuesto para la elaboración de un libro conmemorativo del vigésimo aniversario de esa organización. Dada la naturaleza del trabajo, he decidido incluir a Ana Isabel en el proyecto, quien se encargaría de la dirección de arte y la diagramación. Ese mismo día, en la panadería Croacia, elaboramos un primer borrador de la propuesta y, al día siguiente, nos entrevistamos con la Dra. García para oír sus sugerencias e ideas. Tras trabajar arduamente en la propuesta, el presupuesto y el currículum de Ana Isabel durante 24 horas seguidas, sin pegar un ojo, el viernes 24 de abril entregamos el proyecto por escrito tal como se había prometido. En el transcurso de la próxima semana, una vez que se someta a la consideración del directorio de la institución, probablemente obtendremos respuesta. Hoy en la noche, cuando volví del diario, Ana Isabel ha hecho un gesto hermoso. A sabiendas de que en mi habitación, a falta de cenicero, he tenido que cometer el ex abrupto de emplear un pote de mantequilla para ese fin, me ha obsequiado un cenicero decorado con ornamentos realizados por ella, y en cuyo fondo se aprecia el Sísifo de Tiziano. No se me ocurre un mejor modo de celebrar mi vuelta al trabajo, por precaria que fuese, y aún más hoy que es el día del trabajador.

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